Conversador y gastrónomo Tayllerand |
A lo largo de la historia han existido personajes que, han
pasado a la posteridad por su relación con la cocina, con la gastronomía; los
ejemplos serían innumerables pero seguramente ninguno equiparable a
Charles-Maurice de Talleyrand.
Talleyrand, que sirvió a lo largo de su vida pública a
Sabemos de su delicadeza, de su exquisitez, como sabemos que volcaba todos sus
esfuerzos, tanto gastronómicos como diplomáticos, en las cenas. Príncipe de Benevento, Obispo de Autun, Ministro francés y
embajador, a quien la gastronomía ayudó mucho. Él recibía cada mañana el
proyecto de la minuta de una sola comida que tomaba, que era la cena. Para
cenar tenía ordinariamente, diez o doce invitados y la minuta se componía de
sopas, dos platos de pescado, cuatro entradas, dos asados, cuatro entremeses y
los correspondientes postres.
Además de ser un extraordinario gastrónomo y anfitrión Talleyrand fue también un buen conversador. La
mesa y la sobremesa de Talleyrand eran tan importantes casi como su cocina,
como su calidad de gourmet. Pensaba que una forma de gobernar era mediante la
mesa. Talleyrand decía que un buen cocinero era más importante en el momento de
las negociaciones que los mejores diplomáticos.
Careme, referencia de la cocina de la época |
Pero el dato más significativo de la relación de Talleyrand con los caracoles fue en uno de sus muchos encuentros políticos. Parece ser que a principios del siglo
XVIII, el caracol desapareció de las mesas de los nobles. Su resurgimiento llegó porque le pidió a su jefe
de cocina que los preparara para la cena que ofreció al Zar de Rusia. Desde ese
momento la fama de los caracoles volvió a correr por toda Europa como la
pólvora y de nuevo reinó en la mesa ganándose a su rival con el plato.
En una ocasión Napoleón le
preguntó cómo había llegado a ser el mejor conversador de su época. A lo que
Talleyrand respondió: "Bien, señor, del mismo modo que su majestad escoge
a poder ser el campo de batalla para librar su combate, yo escojo también el
terreno de la conversación." No es de extrañar, pues que haya pasado a la
historia como uno de los grandes diplomáticos, como un hombre que ha sido el
ornato de cualquier mesa porque unía el refinamiento del gastrónomo, la
autoridad irreprochable del anfitrión y la soberbia inteligencia del conversador.
info: sabercomer / imagen: zapardiel
No hay comentarios:
Publicar un comentario