El metabolismo lento les ahorra energías para otras tareas |
La selección natural favorece a los caracoles con metabolismos más lentos. A esta conclusión
han llegado Roberto Nespolo y Paulina Artacho, de la Universidad Austral
de Valdivia, tras estudiar a casi un centenar de caracoles de jardín (Helix
aspersa) y comparar su tasa metabólica base (SMR), un índice de la
energía mínima que necesita un animal para mantenerse con vida.
Los resultados revelan que los caracoles que sobrevivieron durante al menos siete meses tenían el metabolismo un 20% más lento que aquellos de los que sólo quedaba la concha. Según explican, los caracoles con metabolismos más lentos llevan la delantera porque cuentan con mayores reservas de energía para dedicar a otras actividades, como el crecimiento o la reproducción. De esta forma se ha confirmado una vieja hipótesis biológica que vincula el gasto energético a la esperanza de vida, y que previamente se había intentado probar sin éxito en roedores.
Los resultados revelan que los caracoles que sobrevivieron durante al menos siete meses tenían el metabolismo un 20% más lento que aquellos de los que sólo quedaba la concha. Según explican, los caracoles con metabolismos más lentos llevan la delantera porque cuentan con mayores reservas de energía para dedicar a otras actividades, como el crecimiento o la reproducción. De esta forma se ha confirmado una vieja hipótesis biológica que vincula el gasto energético a la esperanza de vida, y que previamente se había intentado probar sin éxito en roedores.
Con los
caracoles ha sido diferente porque resulta más sencillo seguirles la pista.
"Pudimos recuperar a los muertos porque los caracoles dejan el caparazón
detrás, y porque no se mueven más que un par de metros por año", explican
los autores de la investigación. Ahora sólo les resta averiguar si el
metabolismo lento está relacionado también con la parsimonia de los movimientos
de estos gasterópodos.
Cuestión de
velocidad
La velocidad es mil veces menor a la del ser humano |
La lentitud
del caracol, junto con alguna que otra especie, es un hecho conocido. Su fama
se la tiene ganada a pulso, pues anda a una velocidad que oscila entre los 2,8
y 13 milímetros
por segundo, mil veces menor que la del hombre, al paso.
Este
molusco gasterópodo se mueve por medio de una serie de contracciones
musculares ondulatorias que recorren la cara inferior del pie. Los
caracoles de tierra segregan una mucosidad que les ayuda a deslizarse. El pie
del animal, es decir, su única parte visible, se mueve de una manera muy
compleja y continua que le permite avanzar. Así, el caracol, de forma lenta
pero segura, puede pasearse por donde quiera desafiando las leyes de la
gravedad.
info: muyinteresante / imagen: acoruna, terrain
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